Qué mala suerte
¡Qué
mala suerte!
Andaba
yo con los ojos dormidos
jugando
con las flores del camino,
-los ojos llenos de pétalos verdes
y las manos llenas de suspiros-
y
se me enreda una estrella
entre la sangre verde de mis venas.
¡
Qué mala suerte!
La
estrella tiñó de rojo las venas
y
las flores marchitaron su belleza
con
heridas de perfumes con el que suelen
naufragar
en cielos negros las estrellas.
¡
Qué mala suerte!
Que algún loco cometa agonizara
en sombras de venas amotinadas.
Que las noches y los azules días
se disfrazaran de negras pesadillas
¡
Qué mala suerte!
Andaba
yo como siempre con el alma entre las manos
buscando
un incierto no sé qué en algún sitio lejano
y,
ya ves, se me enredó un futuro en un viento extraño
que
ahogó mi mente, mi presente, y dejó vacío mi pasado.
¡
Qué mala suerte!
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