Para María Eugenia. Con cariño
Cielo negro
Tras el cielo muerto
de las inexcusablemente compartidas experiencias
que se empapan de flores que quisieron ser piedras
para no haber sabido llorar,
agonizan de hastío nuestras miserias.
Se rompen las silabas de los versos
que un día incendiaron la pasión tu cuerpo
ávido de abrirse al abismo del deseo
y de romperse en el contrapunto de las ideas.
Tras un cielo muerto
del inexcusable olvido de la muerte del recuerdo
que trae tu nombre como un verso en papel herido
que niega las palabras intentando acaso olvidar el sentido
de la palabra amor, de aquello que fue, que lo que nunca ha sido
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