Respiro






Respiro,

con ese aire metódico y desaliñado

en un espejo de un cristal descolorido

por los segundos que lo amortizan.

Todo es fugaz en las manos

que abrazan en el aire nubes cotidianas

que desdeñan un sol metódico en su sendero

sin horizonte al que levantar esos ojos tan cansados.

Nada me ata. Ni las palabras sin viento

en el que se me amarra la inconsciencia,

ni los besos sin aire, sin  luz y sin destello.

Sólo la muerte que entre su vacío me abraza

en un futuro insondable por lo incierto.

Solo la muerte y su amenaza





Dibujos




Dibujos




Espero, ahora que  el tiempo se disfraza de insondable,

colorear algún dibujo de aquellas nubes infantiles

en las que un día me hice casa, y refugio, y una mueca de sonrisa

cuando la lluvia taponaba mis ávidos ojos y tus lágrimas.

Y en el tic tac de un reloj sordo al susurro de tus besos

perdidos en la memoria absurda del recuerdo,

tus ojos me asaltan y de entre sus labios, el deseo de tu mirada

me llena los bolsillos de una arena fina de ese ansia incansable

con el que miramos una mañana mortecina en aquellos abriles

que entre tantas palabras vanas y  aquellas nubes naufragaron



Bucle




Bucle


Camino con la mirada lejos,

más allá de un horizonte reconocido

donde las sonrisas no fueran de papel mojado

ni los abrazos molinos ciegos de aire enmohecido.

Los pasos se besan, duros,  con otros pasos

en el albur de un camino recreado

en sueños convulsos de sombras duermevelas.

Miro ávido, de mi andadura, su pan y su reflejo:

son las mismas sombras y el desánimo.

El mismo camino en ese bucle eterno e  inacabado.





Andadura





Andadura



Llevo hollín en los zapatos

que arrastran incendios aún no apagados.

No puedo mirar atrás. El viento me arrastra los ojos

a un desván reconocido donde almaceno recuerdos

amontonados en la arena del lodo del silencio.

Sumo un paso, y otro, y ese definitivo paso

que me aleja de ti y de tus besos, pesados como una nube

cargada de una lluvia capaz de ahogar todas  las lágrimas.

Busco, ya sabes, quizá,  algún escalofrío nuevo

que incendie el camino de una tenue esperanza

que ayude a pensar, siquiera en un breve e inmortal momento,

en ese engaño ,entre las brumas necesario y consentido,

que algo tiene sentido antes que la muerte nos abata.

Esquizofrenia






Esquizofrenia



La noche me mece entre sábanas de sueños acompasados

que entre el silencio acunan deseos evanescentes.

Nada importa. Ni las palabras huecas mordidas

en páginas  de papel cuché en tiempos abandonados,

ni los besos que me diste en el entre luz de la espalda

cuando los puños miraban a las nubes y, ciegos, las desgarran.

Todo está bien. El  mundo agoniza y entre aullidos calla.

(Aún suspira alguna gota  de viento que grita

adormecida entre el oleaje inquieto de las duras sábanas). 

Pero  amanece  entre suspiros de aire y grito la mañana…

Despierta. Muere de hambre y de fuego una estrella desgarrada.




Regreso (Sí se puede)






Regreso (Sí se puede)


Regreso a mi camino.

Me esperan mis libros, algún tímido horizonte temblando

entre algunos besos perdidos en la ausencia del  deseo,

mis amados e  inciertos poemas heridos entre heridos versos   

y unos ojos dulces y limpios entrelazados entre mis manos.

Nada me ata. Tras de mí el eco del sudor y del esfuerzo

tapona los aullidos de aquellas sombras inconexas.

Aún queda el ruido de sombras que se agitan y se arrastran

tras alguna moneda de un vil metal de ambición descolorida.

Pero la noche entre las noches duerme, se estremece  y se acaba.

Vuelvo. Nada os  debo y me debéis cuanto he dibujado

en los corazones de tantos en los recodos de los caminos.

Vuelo alto donde mi libertad me impulsa y me relata

despreciando algún graznido suspirando una parte de miseria.

Ya he vuelto. Miro atrás y sonrío . Sonrío  entre una mueca de pena



Agua estancada





Agua estancada


Navego sobre agua estancada

mitad yo, mitad tú,  mitad nada.

(El cielo perdió ayer su azul

en una rima de cansancio envenenada)

Miro tu reflejo. Las ondas no saben del trasluz

con que un día perdido  las mirabas.

(Y yo perdido entre aquel recuerdo

y la herida de tu mirada)

Navego sin aire por el sur de una luz estancada

con pulmones de ansias agotadas.

(Ese triste y fugaz  transcurso del agua

se hace fatalmente plomizo cuando calla)