Anochece
Anochece, de nuevo,
con esa costumbre de cerrar los ojos
del cielo que ya no es mi cielo
porque es ya de noche y callan las estrellas.
Anochece. De nuevo. Anochece.
Y yo midiendo las palabras en unos versos
que se mueren entre mis dedos,
que desfallecen entre mis dedos,
cuando las palabras pierden las alas de las mariposas
que juegan con pétalos arrancados de las flores.
Junto las palabras en un rompecabezas infinito
que quiere componer tu nombre,
nombre que me llena la boca de sonrisas
cuando haces al nombrarlos
verdad mis sueños,
nombre que nombra la verdad de mi nombre,
nombre por quien la vida vive para nombrarlo.
Pero anochece.
La vida se ha vuelto gris y
tenue.
Sé que te prometí sonreír, ya sé,
pero quiero que entiendas que anochece,
y que te busco entre
la noche, entre mi noche,
y que no encuentro en esta negra enredadera
de voces, las voces
que llevan a tu nombre:
la única salvación con la que cuento,
la única verdad entre tanta desesperanza.
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