Torbellino de ahogados en el pozo de Cernuda
Fui ángel que anudé puertas de paraísos inventados
por besos que se
batían entre cuerpos de sudor
que
encharcaban los jadeos y las caricias.
Amé cuanto
pude. Estrellé mi sueño
en la fría histeria y el loco olvido.
Rompí el alma en pedazos
de papel rojo de plata.
Morí desangrado
de morir.
Fui.
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