No sé de donde viniste

ni qué extraño sendero de flores de interrogantes

te llevó hasta mí.

No sé que pude hacer de bueno ante los cielos

que parecían ignorarme

para que llegarás tú.



Tú, por quien el tiempo se llena de sentido

con esas agujas de corazones que apuntan hacia ti,

tú, por quien las mañanas guardan escondidas las estrellas

que miras tú

para que las sigas acariciando.



No sé por dónde viniste,

si por aire de luna o por  reflejo de agua  de soles de abril.

Aún no sé cómo llegaste a mí,

ni  como atrapaste el camino que llevaba

a mi desolado corazón

ni cómo te instalaste en mi vida como agua en su mar.



No sé como aprendí a quererte

ni cuando empecé a amarte como niño perdido

entre corazones que no palpitan en la sangre que los reclama.

Sólo sé que miré a mi corazón

para ver el por qué de mis inquietos latidos

y ya no estaba... se había ido contigo




No hay comentarios:

Publicar un comentario