Para Maria.




Para Maria.

(Berlín nocturno)




No sé. Quizá fuera la noche que lloraba
la ausencia de tus ojos en la mañana
que me acordé de ti.
Y entre risas falsarias abatidas
por angustias disecadas,
sembró el vacío tristezas en la nada
y, en mi silencio, me acordé de ti.
Miro la noche, y sus estrellas:
todo entre sombras germinan el abismo
en el que abrazamos mi vacío.
Es de noche. Las estrellas dibujan la calma
de la muerte de mi esperanza.
Quizá fue el fantasma de la mañana.
No sé. Pero me acordé de ti.



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