Nadie podrá arrebatarla




Nadie podrá arrebatarla


Pasan las horas.
Sortilegio de un milagro descolorido
sonrío ante el altar secularizado de la desgana.
La noche es mía. Nadie me la arrebata.
Anida entre la sangre y sus cataratas
donde el corazón olvida el olvido
y para soñar le basta apenas con tu latido.
Me besan las estrellas. Una vez una me quiso
pero no me dejó que la quisiera.
Y la noche se vuelve de pronto inquieta
y la playa abandona las olas acartonadas.
Ya casi no recuerdo su nombre.
Pero la quise tanto... tanto..
Pero la noche me recoge y me abraza
entre sus manos de silencio de palabras.
La noche es mía. Nadie me la arrebata.


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